"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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05-12-2011 |
El maestro Julio Castro
No aliento absolutamente ningún sentimiento de venganza. Ayer leia a Osvaldo Bayer sobre la muerte de Bussi en la Argentina en estos dias. El militar habia mostrado orgulloso a sus pares, en un delirio siniestro, el cadáver congelado de Santucho. Una exposición de trofeos de la guerra de exterminio. Exposición organizada por él. Guerra de la que Bussi fuera uno de los organizadores mas crueles.
Méritos por los que después que llegó "la democracia" fue votado como gobernador. El difunto general logró superar los mas macábros argumentos de las películas de terror, de las que siempre esta detrás el pensamiento de que son creadas para dar miedo y una parte de la fantasia humana.
Bayer se preguntaba donde habian aprendido sus artes estos militares y se respondía con mas preguntas: En la escuela militar? En las academias en que EEUU pule estas mentes enfermas? Dónde?.
Para nosotros los ateos la pregunta que se hace en el tango "El carrillon de la merced" o en la película reciente "El árbol de la vida":- "Donde estaba Dios?" no tiene sentido ni nos sirve de consuelo.
Tampoco es tiempo de arrogarnos el derecho a un perdón ,si alguna vez lo pidieran.
Cuando encontraron los restos, que ahora se sabe, eran de Julio Castro, la voz cantante de "los viejitos presos" llegó a hablar de una maniobra. En que consistía esa maniobra? : en difundir que los restos de este hombre viejo y débil, asesinado en la tortura, se descubren en una cierta fecha, relacionada con cierto debate parlamentario.
La idea era ocultar que los huesos estaban alli, por decisión del poder que los militares ejercian. Poder que una parte de la sociedad civil les adjudicó, que ellos ampliaron. Por eso esa parte de la sociedad civil y algunas nuevas larvas, quieren condonar la deuda que contrajeron con nuestros pueblos.
No olvidemos que hay mas cenizas y huesos germinando, todos fuimos y somos Julio Castro.
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El arranque es un refrito de eso que escribió Bayer. Me daba vueltas en la cabeza por lo grotesco. Entonces me llegó lo del maestro. Veia el zapato cerca de las tibias. Pensaba que su tarea durante tantos años fue no dejar dispersar esos huesitos del tarso y metatarso.Todavia no sabia de los tobillos alambrados, las manos atadas, la cabeza estallada. Van Gogh de tener que pintar un zapato asi, irradiando tanto dolor, en vez de cortarse la oreja se hubiera cortado el brazo. Quiero escribir pero me sale espuma, como dijo un poeta.
Ahora, se sabrá quien era el responsable de la unidad en ese momento, quienes eran los oficiales subalternos, quien dio una manito y trajo el alambre para atar al maestro evitando que no se fuera, a pesar de que hacia un año o mas que los estaba esperando. Estará el expediente con la factura de la cal viva. Se sabrá tambien que comió Sanguinetti ese dia y lo bien que hizo la digestión, mientras algunos voluntarios escavaban hasta uno setenta y cinco.
Cuando todo eso este perfectamente inventariado presentará Gonzalo Fernandez, en su estilo leguleyo de grado cinco, una descarga de que fue lo que lo indujo a error cuando hizo el informe falso.
Pero cuando esten ordenados , primero la oficialidad y despues la tropa, con nombres y dos apellidos, edad, domicilio y grado de responsabilidad por ese descuido de la operación zanahoria, es posible que el señor ministro de defensa Eleuterio Fernández Huidobro nos vuelva a decir: -" Qué garrón se comieron estos muchachos."
Liber.
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